martes, 17 de enero de 2012

El disfraz y la desinhibición: los dibujos finales


“Alas Muertas”, 2012.

Representa una metáfora física de lo que considero que ocurre cuando reprimimos la creatividad; sale de nuestro cuerpo a pesar de nuestros esfuerzos por mantenerla dentro, en un impulso vital de supervivencia. Esta creatividad aprisionada y no liberada bajo nuestros deseos conscientes nace medio muerta, pero gracias a la angustia que provoca tenerla encerrada podemos vomitarla y mirarla a la cara.


“El dominio de los peces muertos”, 2012.

En este trabajo exploro lo reprimido aunque proyectado desde el mundo de las ideas. En este caso intento expresar cómo nuestros valores y conceptos quedan dominados por las ideas preconcebidas y manipuladoras de la cultura o la religión; de este modo los intentos del individuo por encontrar el equilibrio y la realización se bloquean generando una asfixia vital.


“La inercia”, 2012.


Esta pieza cierra el grupo de dibujos que tratan sobre lo reprimido. En ella, encontramos a una mujer que encarcela sus emociones a través de la sobreprotección de las mismas. Se ha arrancado el corazón en un intento de bloquear los sentimientos y dominarlos para evitar el dolor. El miedo al sufrimiento es una de las emociones más poderosas que nos llevan a reprimirnos pero a pesar de los intentos por evitar todo sufrimiento, el corazón desterrado, buscando su hogar, se ha sublevado y ha echado raíces donde no le corresponde reclamando lo que le pertenece, y así genera un dolor no menos profundo: la insensibilidad y el anhelo profundo por sentir.





 “Un juego de niños”, 2012.

Esta imagen representa la potencia de credibilidad que transmite el disfraz. El hecho de aparentar lo que queremos ser nos aporta la seguridad necesaria para sacar deseos y anhelos de nuestra personalidad.


 “El escondite”, 2012.

La dualidad de la naturaleza del disfraz nos habla también de lo que ocultamos tras él. Nuestro propio cuerpo es una envoltura perfecta y creíble en la que podemos esconder consciente o inconscientemente traumas, complejos dones y virtudes. Este disfraz corporal puede moverse entre lo auténtico, lo aparente y lo falso, pero lo que aquí me interesa realmente es lo que se descubre bajo la piel, aquello que nos configura, que nos pertenece y a lo que pertenecemos.



“Orquídeas vertebradas”, 2012.

Este dibujo reincide en el mismo concepto que el anterior, pero se resaltan los rasgos positivos de lo que ocultamos; los dones y virtudes que pueden ser considerados debilidades y por ello ocultamos. En este caso, la fragilidad o la sensibilidad en un hombre pueden camuflarse bajo un barniz de masculinidad mal entendida, y no siempre es fácil descubrir las verdaderas facetas escondidas en aquellos que nos rodean.
A modo de radiografía emocional, vemos aquí como la dulzura y la vulnerabilidad vertebran y estructuran la personalidad de este sujeto, son precisamente las cualidades que aguantan el peso de todo el cuerpo, en una aparente contradicción que es la que resalto.




“El arte de fluir”, 2012.

En este último dibujo retomo el concepto de arte liberador; el tabú sexual que ha marcado la vida de muchos de nosotros debido a una educación represiva y castrante nos ha impedido experimentar nuestro cuerpo y nuestras emociones con total naturalidad. Esta obra es un homenaje a las personas capaces de vivir sus deseos e impulsos más ocultos con total libertad y salud mental, ya que no necesitan disfrazar aquello que realmente desean de algo correcto, “bien visto” o convencional.

Personalmente, a través del arte trato de canalizar y descongestionar mi verdadera naturaleza para, a modo de catarsis, llegar a un mayor entendimiento de mí misma como artista y como persona.

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